La inflación está totalmente descontrolada, los últimos datos del INE apuntan que hemos rebasado el 10%, un registro que no se veía desde hace 30 años. Hace tan solo un año la inflación estaba en un 1,9%.
Tras el despliegue de las vacunas, la bajada de los fallecimientos y el control de la crisis sanitaria, se esperaba una recuperación del crecimiento para ir recuperando en unos 2 años el terreno perdido por las consecuencias del Covid. Sin embargo, tras la superación del Covid vino la invasión de Ucrania en febrero y todas las previsiones se fueron al garete. La alta dependencia energética de Rusia y el cierre de las fábricas chinas por el Covid han provocado un crecimiento de la inflación y un colapso de las cadenas de suministros.
De rebote, los precios de los alimentos se disparan ya que tanto Rusia como Ucrania son los mayores exportadores de grano, este último tiene cera de 20 millones de toneladas de cereal almacenos en sus silos.
Toda la zona euro se encuentra en la misma situación, en peor situación los países bálticos con una inflación del 20%, en España el dato publicado por el INE nos sitúa con una inflación del 10%, la mayor escalada desde 1985. La falta de políticas de contención del gasto del gobierno de Sánchez ha agravado nuestra situación, ya que nuestra dependencia energética de Rusia es mucho más baja que la que tiene Alemania, con un dato de inflación del 8,2%
La receta para controlar la situación es muy delicada, la subida de tipos anunciada y necesaria para contener los precios puede abocarnos a una recesión, los costes financieros, tanto de las empresas como de la deuda pública, se dispararán, el coste de las hipotecas se elevará y consiguientemente el consumo descenderá. El BCE ya ha anunciado un incremento del 0,25% en verano y otro tanto en otoño. En el 2023 podemos tener unos tipos en el 2%. Las subidas de los tipos dispararán las primas de riesgo.
A la vuelta de verano, nos podemos encontrar con un panorama complicado, todo dependerá de la duración de la guerra y de los cortes de suministros energéticos de Rusia, en caso de que esta situación empeore veremos una nueva escalada de precios y la entrada en una recesión.
Ante este escenario incierto la inversión en vivienda para su alquiler se convierte en un claro valor refugio con una alta demanda ante el crecimiento de los precios de las viviendas en compra y de los costes hipotecarios. Un inmueble en arrendamiento ofrece una rentabilidad anual entre el 4-7%, a la que se debe añadir la revalorización que experimenten el tiempo que el IPC continúe al alza. Creemos que se abre una ventana de oportunidad para los pequeños inversores que no necesiten financiación.
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